La canción más triste de la infancia

Extraño tanto a mi mejor amigo que la distancia duele de nuevo. Ha pasado un lustro desde la última vez que lo vi y también la época más difícil de nuestra vida. No es lo mismo cumplir años y saber que aunque están «todos», extrañas algo. No es lo mismo navidad o año nuevo cuando hay ausencias en la mesa.

Nunca será lo mismo haberse graduado, nunca será lo mismo el ponerse ebrio de risa o por haber bebido. No, nunca será lo mismo que te rompan el corazón cuando quien lo cura vive a 12 horas de distancia. No será lo mismo el tener problemas y no tener a dónde o con quién huir en medio de la tempestad. No será lo mismo escuchar una cumbia y tener que bailar sola porque te hace falta acompañante. No será lo mismo faltar un día a clases para ir al cine o para perder el tiempo viendo una serie.

¡Carajo, que no!

No es igual llorar a media madrugada porque estás seguro de que estás muy solo.
No es igual que te guste alguien y no tener a quién contarle. No es igual enamorarte
hasta la médula y carecer de compañía para intensear en una boda ficticia. No es igual
planear viajes que no se harán. No es igual ir a los tacos y mirar el asiento de enfrente
vacío.

Molotov no suena igual, Metallica no suena igual. Tampoco lo hacen Helloween, Rhapsody, Muse o Radiohead. Ni siquiera la música de camión.

No es lo mismo estar en cama por una operación y morir de aburrimiento. No es lo mismo el taller para familias con un enfermo mental si cuando pasan asistencia siempre tienes falta.

El resumen de una vida común no es igual si falta mi mejor amigo. A lado de él, todo esto
se habría convertido en una aventura extraordinaria y no me habrían roto el corazón tantas veces.

Ojalá y crecer pronto para que pueda ir a verlo.

Te extraño un chingo, chayote.

-Felanda.

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